Los Heidis J.:
Resulta que un grupo de los que son mandados a partirle la cabeza a los manifestantes tienen como guías espirituales a Seineldín y no a Néstor Kirchner o a Evita o al Che o a León Trotsky. Aparentemente descubren gracias a un cartel medio escondido entre los sublevados de Prefectura, que las fuerzas de seguridad son de derecha.
¿Tan ingenuos son? ¿Son niñas huérfanas que viven en Los Alpes cuidando ovejas y cantando "oioioioioIÚ oioioIÚ!" o simplemente cuando no conviene, no suma, como con Moyano, todo se vuelve de derecha, aunque lo haya sido siempre? ¿Cuánta derecha hay todavía en el gobierno filoperoprogrezurdo esperando ser reconocida? ¿Cuántos millonarios despreciando el sueldito, el viajecito, la comprita de dólares del burgués cacerolero, espera ver tocados sus intereses (o puestos en evidencia) para revelarse como son, "abogados exitosos" sin una gota de sudor, prendidos de la teta del Estado desde hace décadas, viviendo en los solitarios y recoletos guetos de los ricos? ¿Queda algún "no millonario" en este gobierno, capaz de acusar sin miedo de "prebendarios" a los jefes de Prefectura y Gendarmeria sin sonrojarse?
Las contradicciones son cada vez más profundas y empieza a verse que eso que incomoda tanto al J* cuando abre el diario corporativista y opositor ya no tiene tanto que ver con "operaciones de prensa" (operaciones de prensa hacen todos, también los medios oficialistas) sino con que se vuelve incómodo ser J, es como que no lo dejan en paz a uno con ser J. Uno quiere ser J y ya vienen estos a decir que Berni esto, que Garré lo otro, que el decreto no lo firmó Magnetto, la puta madre déjenme vivir en paz.
Quiero la montaña límpida de nubes de tormenta, quiero una imagen que me tranquilice. No quiero dejar de creer en el peronismo, no quiero creer que me equivoqué otra vez. Quiero un cantón nacional y popular, la latinoamérica soñada por Galeano. Pero esto es Lanús.
(*) J: dice no ser K, pero es lo más cercano que existe.
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